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Una investigación revela que casi dos alumnos por clase sufren acoso escolar

Miriam Felipe Parrilla. EFE/ Facultad De Psicología, Universidad Complutense.-  A pesar de los esfuerzos por reducir y erradicar el acoso escolar, aún es muy largo el camino por recorrer y faltan muchas investigaciones centradas en alumnos y colegios.



Por ese motivo, la Fundación ColaCao junto con la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid, han llevado a cabo una investigación social para conocer cuál es la realidad del bullying en nuestro país.

Para elaborarla no solo han tenido en cuenta a las victimas, sino que también han contado con los acosadores y los testigos, para ofrecer la investigación más completa sobre acoso escolar y ciber acoso que se ha hecho hasta el momento en España.

Han participado 20.662 estudiantes de 325 centros educativos que actualmente están en los cursos que abarca desde cuarto de primaria a cuarto de Educación Secundaria.

Los datos y conclusiones de la investigación se presentan como un punto de reflexión para alumnos, profesores, tutores e investigadores.

Los profesionales a raíz de los datos extraídos por este estudio, subrayan la necesidad de intervenir en las escuelas para atajar el problema y garantizar la integración y el bienestar de los estudiantes.

A partir de las respuestas de las víctimas, se desprenden muchos datos, entre ellos que las agresiones sufridas han sido realizadas mayoritariamente en grupo. La mayor parte de las agresiones se llevan a cabo por estudiantes del mismo curso que la víctima 68,9 %, aunque en un 20,7 % de casos lo realizan estudiantes de un curso más alto y en un 9,3 % de un curso más bajo. 

El acoso escolar suele suceder delante de otros estudiantes, cuyas reacciones pueden influir decisivamente en su desarrollo. El estudio ha indagado sobre la postura de los distintos estudiantes ante situaciones de acoso: el 41,9 % intenta intervenir, el 25 % lo hace solo si la víctima es su amigo/a, el 15 % cree que debería actuar, pero no lo hace, el 10,5 % es indiferente o justifica la violencia y un 7,2 % afirma ejercer la violencia.

Entre ellos destaca la orientación sexual, dificultades de aprendizaje, origen de los padres o el aspecto físico.

  • Aquellos estudiantes que sienten que tienen más dificultades para aprender tienen un mayor riesgo de ser acosados. De hecho, una de cada tres víctimas de acoso escolar reconoce tener dificultades para aprender.
  • En educación secundaria, la orientación sexual y de género influye y es que alrededor del 10,7 % de los estudiantes que pertenecen a la comunidad LGTBIQ se declaran víctimas de bullying.
  • El aspecto físico, específicamente el sobrepeso, también está directamente relacionado con el acoso.
  • En cuanto a diversidad cultural, haber nacido fuera de España no incrementa el riesgo; pero que haya nacido alguno o los dos progenitores fuera lo incrementa.
  • Existe una diferencia de género en la experiencia de estas situaciones. Por un lado, las chicas son más propensas a ser víctimas de agresiones relacionales y también por su aspecto físico. Por otro lado, los chicos experimentan más agresiones físicas, racistas y relacionadas con la orientación sexual

alumnos acoso escolarDe izquierda a derecha: María José Díaz-Aguado doctora y directora de la investigación y de la Unidad de Psicología Preventiva de la
Universidad Complutense de Madrid, Luis Enrique López Bascuas, decano de la Facultad de psicología de la Universidad Complutense, Javier Coromina, Patrono de Fundación Colacao y Rosario Martínez Arias, del grupo de investigación de Psicología preventiva y educación durante la presentación de la investigación.

Uno de los datos centrales extraídos de dicha investigación es que casi dos estudiantes por clase de
promedio reconocen sufrir bullying
, calculando sobre una media de 28 alumnos por clase. Este dato
significa que el 6,2 % de los estudiantes entre 4º de primaria y 4º de secundaria manifiesta haber sufrido
acoso escolar
en los últimos dos meses.

Además, la investigación también señala que el 2,1% de los encuestados se reconocen como acosadores, lo que refleja que en nuestro país hay un acosador por cada dos clases.

Estas cifras ponen de manifiesto que en España casi 220.000 estudiantes son víctimas de acoso
escolar, y más de 74.000 se reconocen como acosadores.

También existen un 16,3 % de alumnos que se identifican como testigos.

En educación primaria se reconocen como víctimas de acoso escolar el 7,6 % de los alumnos, sin diferencias significativas entre chicas con un 7,5 % y chicos con un 7,7 %.

Sin embargo, en educación secundaria, este dato disminuye levemente hasta el 5,3 %, con un
porcentaje significativamente más elevado entre las chicas (5,8 %) que entre los chicos (4,7 %).

De esto se desprende que a medida que avanzan los cursos y, por lo tanto la edad, también cae el número de estudiantes que reconocen ser víctimas de acoso escolar, pero que también se radicaliza más el acoso en función del género.

El estudio también ha mostrado que el 19,2 % del alumnado reconoce haber sufrido alguna situación de maltrato entre estudiantes que podría derivar en acoso escolar.

Además, las redes sociales están adquiriendo cada vez un mayor protagonismo en la vida de los jóvenes y por ello, la investigación ha recogido qué relaciones hay entre acoso y ciberacoso. Entre las principales conclusiones a las que llegan los investigadores destacan que haber sufrido acoso escolar incrementa el riesgo de sufrir ciberacoso.

El 10,7 % del alumnado reconoce haber sufrido una situación de maltrato entre iguales a través de dispositivos digitales, siendo más frecuente entre chicas (12,7 %) que entre chicos ( 8,7 %).

El 38 % de las victimas de acoso afirman que no cuentan a nadie haber sufrido dicha agresión. Los dos motivos principales a los que aluden son el miedo y no preocupar a sus familiares.

En aquellos casos en que sí se lo han comunicado a alguien, la madre (77,6 %), las amistades (72,7 %), el padre (63 %) y los/as profesores/as (52,4 %) han sido las principales figuras a las que las víctimas le han contado lo que les sucede.

La investigación analiza las relaciones entre el acoso escolar y el ciberacoso con la salud mental. En estesentido, se demuestra que las víctimas de acoso y ciberacoso tienen significativamente más síntomas

depresivos que los acosadores o aquellos no involucrados.

Quienes acosan muestran un patrón de conducta más agresivo y antisocial, mientras que las víctimas, en cambio, presentan síntomas que reflejan sufrimiento y vulnerabilidad, aunque suelen ser más prosociales.

“Estos hallazgos subrayan la urgente necesidad de intervenir desde las escuelas en la prevención del
suicidio, poniendo especial énfasis en ayudar a las víctimas de violencia y abordar las dificultades
socioemocionales de quienes acosan para garantizar el bienestar de todos los estudiantes”, sostiene la doctora María José Díaz-Aguado, directora de la investigación y de la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid.

Los datos muestran que los centros educativos avanzan en la sensibilización en la temática e imparten
formaciones de prevención. De hecho, el 80 % de los estudiantes recuerda haber trabajado en su centro educativo la prevención del acoso y qué hacer para detenerlo.

Trabajar en el centro contra los riesgos de internet y las redes sociales disminuye el riesgo de sufrir y de
ejercer ciberacoso.

“La investigación ha reflejado que haber trabajado en la escuela contra el acoso escolar reduce
significativamente tanto el riesgo de ser víctima de acoso escolar como el riesgo de ser acosador/a”, afirma Javier Coromina, Patrono de la Fundación ColaCacao.

Además, trabajar en la escuela estrategias de afrontamiento emocional reduce el riesgo de problemas
socioemocionales (como los síntomas depresivos o los problemas de conducta) y de ejercer acoso escolar.

“El trabajo que estamos realizando en los centros escolares tiene un efecto positivo, pero también que debemos intensificarlo y generalizarlo a todos los centros para que las cifras de víctimas sean cada vez menores”, añade Coromina.

“Estos resultados reflejan que en los últimos años se ha incrementado la extensión de dichas medidas en los centros educativos de España y que con ellas se reduce el riesgo de los problemas que pretenden prevenir. También ponen de manifiesto la necesidad de incrementar dicha eficacia y de extenderlas a toda la población en las mejores condiciones”, concluye la doctora María José Díaz- Aguado, Directora de la investigación.